jueves, 15 de mayo de 2008

La frontera



Es difícil saber donde está la frontera entre afición y obsesión. Yo creo que la he cruzado. Comencé a cruzarla el día que encontré mi primera mariposa dormida, dejé la mochila en el suelo y puse las tres patas del trípode sobre la tierra. Era un día frío y húmedo, de primavera. Ahora vivo obsesionado con los insectos.

He comenzado a llenar de libros de insectos mis estanterías, sólo leo libros de insectos. Dentro de mí ha crecido el ansia de saber más sobre ellos, sobre su mundo fascinante. Un mundo que mucha gente ignora.

Me ocurren cosas curiosas.En ocasiones, cuando estoy conversando, la mente se me va hacia este u otro párrafo donde he leido algo fascinante a cerca del comportamiento de algún bicho. Será porque la mayoría de mis conversaciones suelen ser triviales conversaciones de trabajo.

A veces pienso en los saltamontes,completamente libres, estridulando hasta el anochecer.

1 comentario:

Cariátides dijo...

¿y cuándo estas en medio de esas conversaciones encuentras paralelismos entre algunos comportamientos humanos y tus insectos? O has observado que hay personas que llevan vidas parecidas a algún insecto? Como un catálogo... Este es más libélula que mariposa, el otro más abeja que mosca... Moscas cojoneras todos conocemos algunas...en ese plan, seguro que puedes hacer reflexiones muy curiosas...

Un saludo.